Tuesday, February 09, 2016

Adicción al sexo, gran problema humano

Yo no lo quería creer, me resistía. No existe tal cosa como la "adicción al sexo", solía decir yo. Y si existe algo parecido, debe ser un cuadro patológico muy raro, en el que la persona afectada tiene comportamientos rarísimos, como curiosidad médica, psiquiátrica y científica.

La realidad es que la adicción al sexo es algo que afecta a muchísima personas, en diferentes grados. en la actualidad. 

Para mí ha sido un drama en mi vida conciliar mi pasión y mi deseo sexual humanos, con la forma correcta de actuar, especialmente hacia mí, pero también hacia las personas que amo. Hay tantos estímulos externos que exaltan el acto sexual en todo contexto, que propagan la idea de que el sexo por el sexo mismo, es lo más deseable en la vida. Todo ello, va dirigido a impregnar nuestros sentidos, pero también llega hasta nuestro inconsciente. Y los más vulnerables al respecto son los más jóvenes.

Cuando reencontré el islam --lo cual ocurrió hace unos 11 meses--, y comencé mi propósito de estudiarlo a fondo, lo que derivaría en mi abrazo a esta fe, me reencontré con una doctrina, que como las otras dos religiones del Libro, o religiones abrahámicas (cristianismo y judaísmo) profesa la castidad no sólo como ideal de vida, sino como mandato y obligación para el creyente en Dios.

Para estas tres religiones el mandato es claro: el sexo debe practicarse solamente en contextos que sean puros, también se le llama contextos legales, entendiendo que nos referimos a la Ley de Dios. La palabra castidad proviene del latín y significa "pureza". La castidad no implica necesariamente abstinencia sexual, sino hacer uso de nuestros poderes sexuales en situaciones puras, no pecaminosas. Y sí, para las tres religiones del Libro, la única situación pura para el sexo, es el matrimonio. Sí, es la única.

Los profetas y los santos en la historia 
son ejemplo de castidad y vida buena.
 Foto: cuadro de la Sagrada Familia tras el nacimiento de Jesús.


Tal es, en pocas palabras y sin darle vueltas, el mandato para el creyente. Claro que las tentaciones respecto al sexo son muy fuertes, y por lo tanto todos los seres humanos, incluidos los creyentes, estamos en riesgo de caer en el uso de nuestra sexualidad de forma impura. Las tres religiones establecen que Dios puede dar el perdón para quienes lleguemos a caer en este tipo de pecados. Pero caer en el pecado del sexo ilícito, no significa que uno puede ser perdonado para después volver a caer, y así, una y otra vez. El fiel, debe tener la intención firme de no volver a pecar más, si  es que alguna vez lo  hizo.

Y la realidad es que pecar por sexo ilícito tiene consecuencias muy tristes que van desde el riesgo físico: por un lado el peligro de practicar el sexo ilícito y caer en las pasiones que frecuentemente lo acompañan que pueden derivar en odio  y hasta en violencia, y por otro lado el de las enfermedades de transmisión sexual. Muchas personas son inducidas a pensar que los preservativos son una solución casi 100% segura para el sexo con cualquier persona. Sin embargo, practicar sexo con condón puede prevenir cierto tipo de enfermedades venéreas, pero otras enfermedades son inmunes al condón; tal es el caso del virus del papiloma humano (VPH), uno de los males de transmisión sexual que más se entienden hoy en día.

Pero además del riesgo físico, existe el riesgo para el alma, o el riesgo psicológico, como se diría en términos "modernos". Las prácticas sexuales ilícitas manchan el alma, alteran la conducta, cambian nuestro comportamiento y sobre todo, debilitan nuestra fe y nuestra atención y dedicación a Dios. ¿Creen ustedes que es casualidad que en nuestras sociedades, donde se tolera, anima y exalta el sexo descontrolado, cada vez haya menos personas que son practicantes serios de alguna fé, sea cristianismo, judaísmo, islam u otra?

Hoy en día mucha gente es inducida a creer que la "libertad" sexual es parte del concepto de "Libertad", a secas y con mayúscula. Pero la realidad es exactamente la opuesta. La promiscuidad sexual, así sea aceptada socialmente, lleva a la banalización del sexo, y de ahí, a la esclavitud de la persona hacia sus propias pasiones.

Y es que en el fondo de todo este asunto está lo siguiente: para las religiones del Libro, la sexualidad es algo sagrado. Es un misterio y a la vez una gran bendición. Y banalizar esto, conlleva riesgos muy grandes para la persona humana.

El islam me ha dejado todas estas ideas muy claras.

En seguida voy a compartir dos artículos (en inglés) del excelente Blog "Productive Muslim", que tratan sobre la adicción a la pornografía, una práctica que, en apariencia inocua, puede causar mucho daño en las personas.



En estos y otros artículos me he enterado que la adicción a la pornografía es un problema muy frecuente entre las comunidades religiosas musulmanas, pero también muy seguramente en comunidades cristianas. Este fenómeno ocurre porque muchas personas creen que recurrir a la pornografía para aliviar los deseos sexuales puede librarlos de incurrir en prácticas mucho más peligrosas y dañinas, es decir la fornicación y el adulterio. Este razonamiento está fundamentado en la mentalidad científico-mecanicista que todavía tiene mucha influencia en la forma en que se piensa sobre la sexualidad.

La realidad es otra, ver pornografía puede ser en sí mismo muy dañino, es muy adictivo y no es ninguna solución a nada. Una clave nuevamente puede estar en el significado mismo de la palabra castidad, que como dijimos significa "pureza". Cuando algo es puro, es puro y punto. Algo que tiene "un poquito" de basura, pues no puede ser puro.

En el islam, se nos dice que el creyente debe ser esclavo de Dios, y no esclavo de sus propias pasiones. La pornografía sin duda lleva a echar leña al fuego de las pasiones, y en el peor de los casos puede llevar a actuar la fornicación o el adulterio, y en el "menos peor" de los casos, lleva a tener pues eso, una fea adicción al porno y últimadamente al sexo.

Y finalmente, algo que poco se dice: especialmente en los más jóvenes, la "libertad" sexual lleva directo a la enajenación, al desperdicio de la energía espiritual que desvía a la persona de tareas más importantes en la vida. Y mezclar la exaltación del sexo, con la exaltación del alcohol, pues es el cóctel que la publicidad y el modo de vida moderno coloca como el ideal del disfrute de la vida. Pero que lleva directo más bien a tirar la vida a la basura, o a un lugar mucho peor.

Esa es mi visión de estos temas, de los cuales sigo aprendiendo.

POST SCRIPTUM

He aquí otro post sobre el tema, este del sitio "Purify your gaze" ("Purifica tu mirada"). En inglés, titulado "Cómo la pornografía distorsiona tus percepciones de la intimidad y el matrimonio". (Aquí)

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En el nombre de Dios, el clemente, el misericordioso 
سْمِ اللهِ الرَّحْمٰنِ الرَّحِيْمِ

La paz de Dios sea contigo
السلام عليكم


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