Tuesday, February 09, 2016

Una anécdota que ilustra el problema de la "libertad" sexual

Retomo en este post el tema de la entrega anterior, titulado "Adicción al sexo, gran problema humano".

Voy a relatar una anécdota que retrata el gran problema humano que representa la sexualidad que no se encuentra ubicada en un contexto puro y lícito. El ejemplo de mi vida personal que voy a relatar tiene que ver con la sexualidad, pero no es en absoluta ofensivo. Se trata de una historia que tiene que ver con el ir a ver una película "erótica". Si hay problemas con el ir a ver una película, pues ya nos podemos imaginar los problemas que traería el incurrir en prácticas sexuales ilícitas como el adulterio o la fornicación.

A finales de la primavera de 2014, yo estaba en una relación con una compañera de trabajo. Eramos pues novios, empezábamos a conocernos y a salir juntos. La relación iba bien, nuestra convivencia era tranquila, agradable y normal.

Como parte de nuestra relación, fuimos al cine en varias ocasiones, actividad que disfrutamos ambos. Un buen día, yo leí un artículo sobre el que iba a llegar a los cines la nueva película del director danés Lars von Tiers, quien se especializa en cine europeo de autor, bastante aclamado y con muchos admiradores de su trabajo. Por los artículos, me enteré que en su más reciente película, el director trataba el tema de una mujer adicta al sexo. La película estaba titulada "Ninphomaniac" ("Ninfomaniaca"). Sobra decir que los artículos referían que la cinta había dado mucho de que hablar en Europa y en los festivales que había participado, a la vez que los críticos en general tendían a elogiar la cinta. Lars von Tiers no es un director que se especialice en temas eróticos. Yo entendía que el director aprovecharía el tema de la sexualidad para hacer una película en la que reflexionaría a su manera sobre la vida, las relaciones interpersonales, el amor, la condición humana etcétera, etcétera. Eso es lo que hacen los buenos directores de cine, y luego de que vi la película no me quedó duda.

Por aquellos días, pues, me dieron ganas de ver la película, y se lo comenté a mi novia, a quien llamaré "Coral". Ella no conocía a Lars von Tiers. Yo le dije que era un director interesante, que hacía cine de autor, y que en esta ocasión el tema de su nueva película era la historia de una mujer adicta al sexo, que yo tenía ganas de ir a ver esa cinta y que si a ella le gustaría verla conmigo, estaba bien, y si no, no habría problema. Ella me dijo que no le parecía mal acompañarme. En fin que fuimos a ver el filme, que a mí, no me decepcionó. La historia completa está dividida en dos partes, y la que vimos nosotros fue la primera parte. Disfruté mucho la película, como decía, más que nada por la forma sutil en que el director expone su visión de la vida, del amor, del deseo sexual, todo en el marco de la historia de una joven que vive con una sexualidad totalmente desbocada. Aunque la película contiene escenas de sexo, a mí no me parecía una película "erótica", en el sentido de que estuviera hecha para provocar el deseo sexual en el espectador, tampoco me sentí yo personalmente excitado sexualmente al verla. Como digo, me pareció una historia bien contada, profunda en mi opinión, si bien un retrato de un comportamiento humano extremo. 

Salí pues, contento de ver la película. Pero de inmediato noté que a Corál no le había agradado del todo. A ella se le hizo una película "extraña", e incluso deslizó o me dio a entender, disfrazada de bromas, que era  una película "pervertida". 

En fin, para no entrar en demasiado detalle, sólo diré que a partir de ahí nuestra relación cambió. Esto que acabo de escribir en la frase anterior, no me pareció claro en aquel momento. Sólo meses después de haber terminado mi relación con Coral --lo que ocurrió a finales de ese año 2014--, caí en cuenta de las cosas que habían causado que nuestra relación pasara de ser agradable, a estar llena de malentendidos, desacuerdos y ultimádamente a ser desagradable.

Por el comportamiento de Coral posterior a esa ida nuestra la cine, ahora me queda claro que ella interpretó mi invitación a ver ESA película en particular, como un acto mío dirigido a "abrir camino" al tema del sexo en nuestra relación. Pienso que ella pensó que la había llevado a ver esa película como una forma de desinhibirnos en ese tema y pasar a la intimidad sexual. No sé si lo estoy describiendo de forma un tanto torpe, pero me parece que eso fue lo que ocurrió. En su momento, yo no entendía las causas del cambió de actitud de Coral, esto lo estoy entendiendo hasta ahora, o después de que nuestra relación terminó. La realidad es que, como decía más arriba, el sexo en sí, ni siquiera fue para mí un tema relevante en la película. El tema del sexo en esa cinta, para mí era accesorio, el director pudo haber hecho una película sobre una mujer alcohólica, o sobre una mujer con otro tipo de problemas, y el resultado pudo haber sido parecido en cuanto a fondo.

Pero mi compañera vio la cuestión de forma distinta. A partir de ese momento ella pues expresaba su deseo sexual de forma demasiado directa, e insistente. La verdad es que yo deseaba ir de forma mucho más lenta. Tampoco quería que esa relación pasara a la mayor intimidad así, de pronto.

Después de algunos meses, ese problema causó que nuestra relación terminara.

Esto me pone a reflexionar. Yo en aquel entonces no tenía la visión sobre el sexo que tengo ahora. Simplemente, yo no era un creyente en ninguna fe. En cierto sentido, me hubiera dado igual tener sexo o no, aunque mi conciencia o mi sentido me decía que no estaba bien pasar a la intimidad de forma precipitada en una relación de pareja que iba comenzando.

Ahora veo que hice bien en no pasar a la práctica del sexo, sino refrenarme de este. 

Ahora que soy musulmán, mi postura sobre el sexo ha cambiado. Antes tendía a pensar que el sexo podía estar bien siempre y cuando fuera perfectamente acordado entre las dos partes de una pareja. Hoy mi postura va más allá. No está bien tener sexo con alguien que no sea mi esposa. El sexo únicamente es lícito dentro del matrimonio y punto, como lo expuse en el post anterior.

Ese es mi modo de vivir ahora y a ese estoy apegado. ¿Iría a ver la misma película ahora que soy musulmán? Seguramente no lo haría. Aunque respeto el trabajo creativo de los artistas, pienso que mi fe en Dios está primero, y el Corán nos manda que nos refrenemos de ver, mirar, las partes privadas de otras personas, e incluso cuerpos desnudos o semidesnudos que no sean de nuestra esposa. Eso es lo que manda mi fe, y no tengo problemas en cumplirlo, aunque para un no creyente esta postura pudiera parecer exagerada.

Más allá de que esto sea cuestión de fe, la anécdota que acabo de relatar es una prueba para mí, de que tomarse libertades en materia sexual, así sea asistir a ver una aparentemente inocente película, trae problemas en las relaciones entre las personas, especialmente en las relaciones que tienen como fin --y deben tener sólo ese fin-- de encontrar esposa y llevar una relación matrimonial, la cual significa vivir en pareja para el amor mutuo y para el servicio y adoración de Dios.

Esta es mi reflexión. Esto abre para mí un tema que pienso importante ¿Qué tanto debe "alejarse del mundo" un creyente? ¿Qué tanto el creyente debe vivir en oposición y en alejamiento de todas las "cosas de este mundo", incluidas películas como la que describo, actividades, e incluso festividades o celebraciones? En el próximo post reflexionaré sobre ello.

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En el nombre de Dios, el clemente, el misericordioso 
سْمِ اللهِ الرَّحْمٰنِ الرَّحِيْمِ

La paz de Dios sea contigo
السلام عليكم

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