El intento de golpe de estado contra el gobierno turco de Recep Tayyip Erdoğan, ocurrido en los pasados 15-16 de julio, fue probablemente el hecho internacional más importante en los últimos meses, porque le ha recordado a muchas personas la importancia de país otomano en la geopolítica.
Recordemos que Turquía (تركيا) es un miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) desde 1952. Turquía, que no tiene costa atlántica, ha quedado así alineado al bloque occidental, a pesar de ser más oriental que otra cosa por historia y herencia. De mayoría musulmana sunnita y de habla turca, un país con un pie en Asia y otro en Europa por geografía, es una nación por ello de suma importancia en la historia y la política del mundo.
Para entender mejor las consecuencias del intento de golpe de Estado, y no ahondar en demasía en los antecedentes históricos, ayudará mucho, comprender al menos, a grandes rasgos, el papel de Turquía respecto a la guerra civil en Siria ( الحرب الأهلية السورية), que tiene lugar desde 2011.
TURQUÍA Y LA GUERRA CIVIL EN SIRIA
La guerra civil en Siria tiene su origen en 2011 como un levantamiento pacífico de grupos de ciudadanos en contra de las políticas autoritarias del gobierno de Bashar al-Assad (بشار حافظ الأسد), cuya familia y aliados en el gobierno profesan la rama alawita (علوية) del islam shiita ( شيعة ), en un país de mayoría sunita (سُنِّي).
Pronto, las protestas ciudadanas derivaron en acciones políticas bélicas de grupos radicales, lo que provocó una respuesta violenta de parte del gobierno de al-Assad.
Por razones que aún no quedan del claras, y que son complicadas de entender, Estados Unidos decidió ir con todo para apoyar la lucha por la caída de al-Assad. En la práctica, la OTAN ha entrado a la guerra con el objetivo soterrado de derrocar al gobierno sirio, aunque oficialmente su intervención es para luchar contra el grupo ISIS, estado islámico o Daesh (داعش). Las acciones bélicas de EE.UU.-OTAN en Siria han sido de carácter aéreo y de traslado de armamento.
Así, Turquía tomó partido por la caída de al-Assad.
TURQUÍA Y EL PUEBLO KURDO
Muy aparte de la situación en Siria y de la postura turca respecto al actual gobierno sirio, Turquía tiene una preocupación extra relacionada con esa guerra civil. Se trata del pueblo kurdo ( کورد ).
Los kurdos, que en su mayoría profesan el islam sunni son probablemente la etnia más numerosa que al día de hoy no tiene un estado propio, por medio del cual gobernarse a sí mismos, y bajo el cual vivir en paz y de forma soberana.
La zona del Medio Oriente donde se habla kurdo. Foto: Wikipedia
Si el Kurdistán, el país de los kurdos existiera como nación soberana, esta debería estar compuesta por partes de Irán, Iraq, Siria y sobre todo, de Turquía.
Los kurdos nunca han sido apoyados por nadie para tener su propio Estado, algo a lo cual ellos siempre han aspirado. Ese deseo de tener patria propia, ha ocasionado que los kurdos casi siempre sean vistos como enemigos por los países arriba mencionados. Turquía sobre todo, es especialmente sensible a cualquier intento de la población kurda de siquiera pensar en la independencia.
La ocupación de EE.UU. en Iraq y el derrocamiento de Saddam Hussein en 2003, ha derivado en que hoy en día, se empiece a hablar de otorgarles autonomía a los kurdos del norte de Iraq, y quizá, en un futuro, su independencia.
Cualquier hecho que fortalezca o ayude a los kurdos, es visto con muchísimo recelo por Turquía. Es por eso, que el gobierno de Erdogan ha sido puesto en una situación difícil. Y es que las cosas son así: los kurdos en Siria han apoyado la lucha contra el gobierno de al-Assad. La razón de este apoyo es que los kurdos buscan obtener su autonomía o independencia en el norte de Siria. Pero unos kurdos autónomos o independientes, sea en Iraq, sea en Siria, o en ambos, representan un riesgo para la integridad del territorio turco, a ojos de los gobernantes del país cuya capital está en Estambul.
Es decir, la Turquía de Erdogan se sentiría muy incómoda ante un derrocamiento de al-Assad que derivara en una situación de pos-guerra que reconozca la lucha del pueblo kurdo, y que derive hacia su autonomía o independencia.
Al parecer, eso ayudaría un poco a entender la razón del porqué Erdogan ha estado apoyando de diversas formas a ISIS. Sí, ese llamado "Estado Islámico", es un factor que complica las cosas para todos los involucrados en la guerra en Siria, que tanto dolor ha causado a la población de ese país de hermanos musulmanes.
TURQUÍA Y EL PROBLEMA DE ISIS
Si ISIS no existiera, la guerra civil en Siria sería un tema, aunque aún complicadísimo, un poco más fácil de entender.
Y es que, considere el lector el papel de EE.UU. en Siria. Por un lado, Washington es enemigo de al-Assad, con su proyecto de derrocarlo, pero por otro lado, otro enemigo es ISIS. Sin embargo, ISIS también quiere derrocar a al-Assad. Se trata de un círculo, que más que vicioso, resulta ser estúpido y demente.
La pregunta aquí es ¿Qué busca realmente EE.UU. con sus acciones en Medio Oriente? Pero ese será tema de otro artículo.
Esta postura tortuosa de EE.UU. en Siria, hace en verdad complicada la vida a Turquía, cuyo gobierno, el de Erdogan, juega un papel algo estraño. Por una parte, Turquía está de facto y en teoría, obligada a combatir a Damasco, pero por otro lado, no le conviene que una victoria de la oposición contra al-Assad ocurra dando lustre a la lucha de los kurdos. Por ello, la presencia de ISIS se convierte en un buen incentivo para que los turcos hagan por que la situación en Siria permanezca ambigua. Y como dice el dicho, "el enemigo de mi enemigo, es mi amigo", pues ISIS también es enemigo a muerte de los kurdos. Quizá por ahí esté la explicación de lo que muchos observadores consideran un apoyo de Erdogan a ISIS, a través de dejar pasar armas por la frontera sirio-turca, y de hacer negocio con el proclamado "califato", al comprarles petróleo en el mercado negro.
ISIS es de verdad una anomalía histórica. El papel de ISIS es al parecer luchar contra todo y contra todos. Este grupo está contra al-Assad y sus aliados (Irán y Rusia incluidos), contra EE.UU., y sus aliados (Turquía incluida), contra los kurdos y contra cualquier grupo, sunita o shiita, que no se adhiera al "califato". Sí pues, contra TODOS.
La presencia de ISIS, con sus características, ha dado lugar, quizá justificadamente, a diversas teorías de la conspiración, según las cuales ISIS fue creado por la CIA y/o por Israel --en complicidad con los sauditas-- para venir a complicar todo el asunto en Siria, con objetivos malévolos y oscuros.
Pero dejando de lado las teorías de la conspiración --sin desecharlas necesariamente como locuras--, la realidad es que la presencia de ISIS ha venido como anillo al dedo a la ambigua postura turca en Siria.
Es decir, Turquía, al estar obligada a combatir a al-Assad, finge una especie de demencia lúcida apoyando a uno de los enemigos de al-Assad: ISIS, Y es que pensémoslo, ¿Qué debe hacer Turquía a la luz de la demencial política de su aliado Washington, cuando ésta combate a al-Assad al mismo tiempo que a ISIS?
Así pues, esta situación realmente extraña, conviene a Turquía porque este embrollo realmente estúpido tiene como resultado final el alargar, alargar y alagar la situación bélica en Siria. Y eso conviene a Turquía en parte, porque evita un triunfo de la oposición a al-Assad que dé lustre a la lucha kurda, a la vez que mantiene debilitado a un enemigo o potencial enemigo, es decir, el propio al-Assad.
Dijimos que esta situación conviene a Turquía, pero en realidad debemos decir que se trata de una conveniencia geopolítica muy torcida, pues a la larga la guerra no conviene a nadie en absoluto.
Este estado de cosas para Turquía sin embargo, podría haber cambiado, tras el intento de golpe de estado de mediados de julio.
LAS COSAS CAMBIAN TRAS EL FALLIDO COUP D'ETAT
Por más que Turquía como país tome poses de "muy occidental", la realidad es que su herencia cultural y espiritual es mayormente oriental, y sí, musulmana.
El presidente Erdogan, un gobernante legítimo, ha reconocido esa herencia musulmana, de su nación y su pueblo y ha actuado en consecuencia. Esto al parecer es algo que no ha gustado a Occidente, quiero decir a Washington, Londres, París y Bruselas.
A pesar de eso, el mundo vio con sorpresa y alarma los acontecimientos del intento de
putsch de mediados de julio. Este tipo de sucesos son muy difíciles de valorar debido a que existe mucha propaganda, y también desinformación. Sin embargo, podemos dar crédito al hecho de que aquella noche de verano, miles de turcos salieron a las calles a defender a su presidente. Cómo podría ser de otra forma. No es la primera vez que la presencia del pueblo aborta un golpe de Estado. Recordemos el intento de golpe de Estado en España de febrero de 1981. En ese entonces, el rey Juan Carlos se dirigió a su nación por televisión, lo cual hizo que gran parte de los militares y por supuesto de la población, se interpusieran ante los golpistas.
Esta vez, en Turquía, el presidente hizo un llamado de ese tipo, pero ahora a través de las redes sociales de internet. Para un poder militar golpista, es muy difícil y costoso actuar contra la voluntad popular cuando ésta ha sido alertada y está dispuesta a luchar. ¡Quién sabe de qué estaríamos hablando si el golpe hubiera tenido éxito!
Pero la situación en Turquía es muy difícil y complicada ahora. Para poder entender mejor la realidad política en Turquía tras el intento de golpe, y entender lo que pudo haber llevado a éste, enlazo el siguiente artículo del escritor Patrick Cockburn, experto en Medio Oriente: "
After the Coup, Turkey is Being Torn Apart" ("Después del golpe, Turquía se está destruyendo").
La reacción legítima del gobierno de Erdogan en contra de los sospechosos de colaborar con los golpistas, y la actitud hipócrita de Occidente han provocado fricciones en las relaciones entre Turquía y sus socios de la OTAN y de la Unión Europea.
Es complejo pensar en cuál va a ser el derrotero que tome la política exterior turca de aquí en adelante. Muchos analistas han pensado que a Turquía le conviene acercarse más a Rusia y tomar un poco de distancia con Occidente, aunque pocos aconsejan o ven cerca un rompimiento.
Para entender mejor esta disyuntiva turca, cito el siguiente artículo del analista turco Atila Yesilada: "
Could Turkey turn its back to the West?" ("¿Podría Turquía darle la espalda a Occidente?").
De cualquier forma, hoy 9 de agosto, tuvo lugar en San Petersburgo, Rusia, una reunión entre Erdogan y al presidente ruso, Vladimir Putin. Unas buenas relaciones Rusia-Turquía pueden ser muy benéficas para todo el mundo y podrían tener efectos positivos en el destino de grandes poblaciones nos sólo en sus mismos países, sino incluso en el conflicto en Siria y en todo Medio Oriente.
Desgraciadamente, con frecuencia, lo que es bueno para el mundo no necesariamente es del agrado de las élites económico-militares de Washington-Londres-París-Bruselas.
Estaremos observando este tema y esperamos que vengan cosas mejores.
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En el nombre de Dios, el clemente, el misericordioso
سْمِ اللهِ الرَّحْمٰنِ الرَّحِيْمِ
La paz de Dios sea contigo