Thursday, June 25, 2015

El sentido de la vida

EL CAMINO DEL SOMETIMIENTO

En mi anterior post escribí unas reflexiones acerca de posibles signos de decadencia en nuestro mundo moderno, occidental y democrático liberal, mundo al que pertenece nuestro país, México.

¿Que peligroso signo de decadencia más claro que el que sea tan difícil para un habitante urbano de este mundo obtener ayuda y guía ante crisis existenciales y espirituales en las que cualquiera pueda caer?

En mi experiencia, he caminado todas las opciones mencionadas en mi anterior post. Y como dije, estoy convencido de que la vida es un camino de aprendizaje espiritual. Toda nuestra vida tiene un tema principal: nuestra dificultad, intrínseca, de seguir el camino de la entrega y el amor hacia Dios. Sostengo esa idea. Esto no quiere decir que ese camino de entrega y amor a Dios sea exclusivo de alguna religión en particular. Hay personas no adscritas a religión alguna, que no profesan culto o creencia en divinidad alguna, y que sin embargo han llegado a llevar lo que sin duda es una vida moral de excelencia y constante aprendizaje espiritual, experiencia ciertamente preciosa ante Dios.

Pero seguiré relatando mi caso. El 17 de abril pasado, Hace dos meses y una semana, aproximadamente, decidí convertirme al Islam. Esto ocurrió después de muchos años de conocer de oídas, y de diversas fuentes, esta religión, algunos aspectos de su dogma y sus aspectos culturales, de conocer sus preceptos básicos y parte de su apasionante historia. Esta decisión mía fue tomada inicialmente con el deseo de comprometerme ya, con urgencia, con algo que pudiera ayudarme a salir de mí mismo y de la lucha incesante por alcanzar en mi vida satisfacciones que no encontraba por ningún lado.

En el Islam he encontrado un concepto de Dios con el que me siento profundamente identificado. Nunca me había ocurrido algo así. Por lo general, cuando llegué a estudiar y practicar  los preceptos religiosos del catolicismo y el cristianismo, nunca sentí que hubiera una voz que me hablara a mí particularmente en todo ello. Esa falta de comprensión hizo que me apartara de la religión. Pero sin duda, a mi camino en la vida le faltaba algo, que nunca supe precisar qué era.

La palabra árabe Islam ( توحيد ) significa "sumisión" y hace referencia a la sumisión a Dios. La palabra lo dice todo. La sumisión es un acto de absoluta humildad, entrega absoluta a la idea de un Dios único, que no es otro sino el creador del universo. 

Para ser musulmán es necesario pues estar convencido de que Dios es el creador y que sólo a él le debemos adoración. Y también es necesario creer que el profeta Muhammed, un hombre que vivió a finales del siglo VI y principios del VII en la península de Arabia, es el mensajero o profeta de Dios, y por lo tanto, el texto que dio al mundo, es inspirado por Dios. Este texto es el Corán (القرآن), palabra que en árabe significa simplemente "recitación" o "lectura".

Ese libro, según creemos los musulmanes, es un atributo divino que ha tomado la forma de signos en idioma árabe como un regalo para toda la humanidad. En él están contenidos todos los preceptos para llevar nuestra vida por lo que se conoce como "el camino recto", el camino de Dios. 

Se trata de una religión súmamente sencilla. Sé es musulmán únicamente con pronunciar y creer la siguiente frase: "Sólo Dios es dios, y Muhammed es su profeta". Después, hay que practicar la oración, el ayuno durante el mes sagrado del Ramadán --en el cual estamos ahora--, dar limosna --una parte de nuestros ingresos-- a los necesitados y hacer una vez en la vida por lo menos --si se tienen los recursos-- una peregrinación a la Meca, en Arabia.

No hay clero que administre la religión islámica. Uno puede ser musulmán sin adscribirse a ningún grupo en particular, aunque existen escuelas de comentadores del Corán y de intérpretes de la tradición.

Grupos de musulmanes han caído en los enfrentamientos políticos, han utilizado la religión como instrumento de control político y en los peores casos, han utilizado la religión como inspiración para hacer la guerra y perpetrar ataques bélico-políticos. Pero eso no es el Islam, Esa es política y guerra, y es tan positiva o deleznable como la política y la guerra que hacen y han hecho los cristianos, los budistas o quien sea. Desafortunadamente así es.

El Islam, tal como se expresa en el Corán es un regreso a la religión de Abraham y de los demás profetas de la Biblia, incluido Jesucristo. Un musulmán, aparte de leer el Corán, puede y debe leer la Biblia, pues también son sus libros sagrados. Un musulmán está llamado a seguir el ejemplo de los mensajeros o profetas de Dios, especialmente Muhammed y Jesucristo.

Un creyente, ante todo, debe obedecer a Dios y hacer su voluntad, hacer el bien y siempre estar en el camino recto. Ese es mi entendimiento sobre esta sumisión a Dios, el clemente y misericordioso.

Algo que me ha llamado la atención es que el Corán hace un muy especial énfasis en la existencia del mal. El mal, la maldad, no es algo que deba tomarse a la ligera. Esto tiene muchas implicaciones que abordaré en post posteriores.


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