Thursday, August 27, 2015

¿LLEGAR A DIOS POR EL ÉXTASIS, EL MISTICISMO Y EL CONOCIMIENTO?

Los días de verano en el lugar donde vivo, en algún lugar del Altiplano mexicano, comienzan a tornarse un tanto fríos muy temprano por las mañanas y por las noches en estas fechas de finales de agosto.

Hoy, a 2 días de la Luna llena del mes Dhu l-Kada, escribo lo siguiente:

En mi anterior post escribí sobre las diferentes formas de relacionarse con Dios. Y dejé para el final mencionar la relación con Dios a través del éxtasis, o del misticismo. Todas las religiones que se precien de serlo, de ser doctrinas serias, tienen ramas místicas. 

Se entiende por misticismo una relación estrechísima con Dios; sin embargo estamos ante algo muy difícil de definir, cuya comprensión frecuentemente, se dice, se reserva sólo a ciertas personas, a quienes se les conoce como "iniciados", o poseedores de cierto conocimiento o experiencia, ocultos al resto de los seres.

En términos modernos, podemos decir que estamos hablando de un "viaje o camino espiritual". 

Las doctrinas herederas de los Vedas hindúes (hinduísmo y budismo en términos generales) ponen a disposición de cualquiera que se acerque con el corazón abierto, un camino espiritual hacia lo que se encuentra oculto a los hombres a simple vista. 

Pero también el cristianismo en todas sus ramas, el judaísmo y el Islam ponen a disposición de cualquiera, puertas de entrada hacia un camino de aspiración espiritual. Esto para quien desee fervientemente conducirse por dicho camino. Las puertas allí están, siempre han estado y siempre lo estarán, y el camino está ahí también, sólo que es un camino muy difícil de seguir, difícil en todos aspectos.

Uno puede encontrarse en ese camino de aspiración espiritual sin saberlo, sin ser consciente de ello; pero también uno --cualquier persona-- puede encontrarse muy, muy extraviado y muy lejos del mismo... ¡aún creyendo que camina en un sendero de perfección! Eso depende de muchas cosas, muchas de las cuales escapan a la voluntad humana.

Ciertos maestros antiguos han enseñado que el hombre --de cualquier edad y circunstancia-- haga lo que haga, está buscando a Dios. Hasta el hombre que comete maldades, en realidad, y muy en el fondo, --en su inconsciente, dirían los psicoanalistas-- busca a Dios. Qué pena que en nuestra búsqueda, con frecuencia, estemos como sellados de nuestros oídos y cómo con una venda en los ojos.

Por cierto, dicen los libros sagrados, que todo está sometido a Dios. Todos los seres humanos están sometidos a Dios... sólo que algunos lo están voluntariamente.... mientras otros lo están involuntariamente....

SUFRIMIENTO, DESEO, DOLOR Y PLACER

Todas las doctrinas religiosas establecen que el camino hacia el sufrimiento es el camino de los deseos. Mientras más desees, más destinado estás al dolor, y al dolor del bueno. Ninguna doctrina creo yo, lo explica con tanto candor que el budismo traducido por entusiastas estilo Nueva Era (New Age): "Despréndete de tus deseos para que también te desprendas del sufrimiento".

Esto encierra una gran verdad, como del tamaño de la galaxia más grande que se pueda observar por los telescopios más poderosos... y sin embargo, es muy fácil de decir, pero  muy difícil de hacer.

Pero la tradición de la Escritura (judaísmo, islam, cristianismo) contiene herramientas, ejercicios muy prácticos para comenzar a practicar tan hermosa enseñanza.

Un buen ejercicio espiritual es: Pide a Dios que te muestre tus obligaciones en todos y cada uno de los aspectos de tu vida, en tus relaciones con otras personas, en tus ocupaciones cotidianas; pide que te las muestre lo más clara y unívocamente posible. Luego, entrégate a tus obligaciones en forma ciega, constante, disciplinada.

Te preguntarás, "Bueno, si tengo obligaciones, también tengo entonces derechos ¿qué no?". Pues sí, pero olvídate de tus derechos. Deja que Dios se preocupe de ellos. Tú mantente ocupado sin desviarte, de tus obligaciones. Medita sobre ellas, encuentra regocijo en ello. 

Ya está. Si haces esto con constancia y convicción, estarás en el camino de ejercitarte para "desprenderte de tus deseos para que también te desprendas del sufrimiento", dirían los "budistas" de la "Nueva Era".

Claro, no creas que esta tarea es de un día o dos. No, claro que no. Se trata de una tarea para toda la vida.

¡¿PERO CÓMO?!

De nuevo, todo esto de lo espiritual es muy fácil de decir, de escribir, pero ..... muuuuuy difícil de hacer.

Imagina la espiritualidad como un edificio, un edificio muy grande y hermoso. Ese edificio tiene varios pilares, pueden ser tres, cinco o más. Pues bien, tienes que encontrar tus pilares.

Muchas doctrinas religiosas, o todas quizá, establecen que uno de los pilares más importantes es la oración --en las doctrinas védicas se le dice meditación--. Practica la oración según lo prescribe tu religión. La oración, dentro de la tradición de la Escritura, es inseparable de la lectura de los libros sagrados.

Ya está pues. Oración diaria --según lo prescriba tu religión-- y lectura diaria de la Escritura. Recuerda que la oración entonces es el pilar de tu edificio espiritual y tu camino --método-- para relacionarte con Dios. En la oración puedes pedir, alabar, buscar el perdón, pero sobre todo, sobre todo, ofrecer, ofrecer tu vida, tu cuerpo, tu cerebro, a Dios.

Pero ¡Oh desgracia! Hay muchos obstáculos para que alguien se decida a transitar el "camino recto", como dice el Corán, o "seguir los pasos de Cristo", como dice el cristianismo; o seguir el dharma, como enseñan el hinduísmo y el budismo. En el próximo post hablaré sobre estos terribles estorbos que nos apartan de ese camino con tantos nombres.

En el nombre de Dios, el clemente, el misericordiosoبِسْمِ اللهِ الرَّحْمٰنِ الرَّحِيْ

La paz de Dios sea con todo aquel que lea estoالسلام عليكم




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