La democracia y el jihad
A seis días del inicio del duodécimo y último mes del calendario lunar, que coincidirá este año con nuestras Fiestas Patrias, días cálidos de las últimas semanas del verano boreal, he pensado sobre un tema que me interesa mucho. Y por esta razón, en este post voy a hablar un poco de política.
"La mayor jihad es combatir en tu propia alma;
combatir el mal dentro de ti mismo"
(Profeta Muhammed, la paz sea con él).
He sido durante años un observador interesado por lo que sucede en la escena internacional de mi mundo. Como millones de personas, fui testigo azorado del ataque a las Torres gemelas de Nueva York, el 11 de septiembre de 2001.
Durante años, contrario a lo que algunas personas pensaron, vi con buenos ojos la reacción del presidente de EE.UU. George W. Bush de anunciar una acción decidida contra los "terroristas" perpetradores del ataque. En su momento, lo confieso, por ahí del 2003, celebré o más bien vi con buenos ojos la invasión multinacional --sin el aval de Naciones Unidas-- que encabezó EE.UU contra el gobierno de Iraq. Pensé, en ese entonces que la invasión estadounidense iba a ser el inicio de una expansión de la democracia y sus valores en Medio Oriente y centro Asia, una zona que ha vivido conflictos inveterados.
Luego, hace no mucho tiempo, en los primeros meses de 2011, celebré de nuevo las manifestaciones políticas multitudinarias que ocurrieron en países árabe-islámicos como Túnez, Egipto, y otros, y que se dio en llamar en ese entonces "La Primavera Arabe". Igual que respecto a Iraq, pensé que dichas manifestaciones eran un paso más hacia extender y plantar definitivamente la democracia en esos países.
¡Qué equivocado estaba yo al celebrar esos acontecimientos! Para empezar, mis opiniones se basaban en una premisa dudosa. Se trata de una premisa que la gran mayoría de los occidentales tenemos implantada como si fuera un "chip". La premisa es: "La democracia liberal al estilo Occidental es la forma correcta de organizar a cualquier sociedad; el día que la democracia liberal esté extendida en todo el mundo, éste será un mundo mucho mejor".
Hoy ya no estoy nada seguro de que esa premisa sea verdad. Más seguramente, es una premisa errónea. Para empezar es una premisa llena de la soberbia con que los gobiernos occidentales ven a todos los países que no comparten su visión del mundo.
ESCRIBIR LA HISTORIA A LA PROPIA CONVENIENCIA
Los acontecimientos ocurridos a partir del 11 de septiembre de 2001 son un capítulo más en la larga sucesión de conflictos entre el Islam y Europa (Occidente), ampliada desde el siglo XX a EE.UU.
Europa y Estados Unidos desde hace muchos años, han venido aplicando políticas de conquista, sometimiento y terror a un gran cúmulo de pueblos y culturas pertenecientes a civilizaciones distintas a ellos; una de esas civilizaciones es el islam.
Se acusa al islam de ser una religión que propugna la violencia, cuando el Corán lo que establece es que el fiel musulmán debe estar dispuesto a defender su religión ante cualquier intento de coartarla y dañar a la comunidad de creyentes. Para los fieles musulmanes, la comunidad islámica, la ummah (أمة) es lo mismo que la Patria para los habitantes de cualquier nación occidental.
Así que, digan lo que digan los políticos y los medios dominados por EE.UU y Europa, los musulmanes que defienden sus territorios con la violencia no están haciendo nada que no harían los habitantes de cualquier nación occidental que fuera atacada o invadida por fuerzas extrañas: defender su Patria. ¿No lo haríamos los mexicanos si nos viéramos en la necesidad? Claro que sí, los mexicanos podemos ser indolentes, en general a veces flojos, desidiosos, pero si se tratara de tomar las armas para defender a México ¡Seguro que lo haríamos! ¡Claro que sí! Y por cierto, debemos dar gracias a Dios que hace mucho tiempo que los habitantes de este lado del planeta no tenemos que pensar en guerras de invasión. Como si la paz fuera eterna.
Así pues, los musulmanes, mis hermanos en la fe, tienen toda la razón al defender su Patria, su comunidad, su Ummah de fuerzas extrañas, aunque estas fuerzas sean tan avasalladoramente poderosas.
Ahora bien, ¿Son patriotas y luchadores insurgentes quienes utilizaron los aviones para derribar las torres de Nueva York en 2001? Dejando aparte teorías de conspiración, que las hay y muchas, el grupo que organizó el 11/7 es ciertamente un grupo minoritario dentro del islam. Muy minoritario. Un grupo que escogió con su acción atacar un blanco civil, con un fin militar, algo que siempre será cuestionable y que desgraciadamente la mayoría de las partes beligerantes llegan a usar en las guerras como recurso táctico y estratégico; ahí está la historia para probarlo.
La prueba de que el grupo culpable del 11/7 es minoritario en el islam está en que los estadounidenses no han tenido que despertar aterrorizados al enterarse de más ataques terroristas en su patria, desde aquel fatídico día. Si miles, cientos de miles de musulmanes quisiera utilizar el terrorismo, muy fácilmente tendrían ahora sí, aterrados día y noche a todos los poblados estadounidenses, con el temor de que serían los escogidos como sedes de explosiones, masacres y balaceras. Pero nada de eso ha tenido que preocupar seriamente a los estadounidenses, más allá de la pena que les significó el 11/7.
En un artículo de catholic.com (Ver aquí). titulado, "Jihad sin fin: la Verdad sobre el Islam y la Violencia", se dice que los cristianos son pacíficos, sin duda lo son tanto como los musulmanes, sin embargo gobiernos "cristianos" han perpetrado acciones viles, traicioneras y violentas a lo largo de toda la historia de occidente.
Como el mafioso que sufrió la golpiza de su hijo a manos de un grupo rival, y que en venganza desea ver a sus rivales retorcerse en los estertores de la muerte, a pesar de tener a su hijo curado y en casa, así el presidente de EE.UU, de entonces, George W. Bush ordenó a su ejército atacar a un país extranjero, sin pruebas claras de que el gobierno de ese país fuera el perpetrador o cómplice de los ataques en Nueva York. Así, se lanzó la guerra contra Afganistán, al tiempo que los medios controlados por Washington lanzaban una campaña de desinformación contra el régimen de ese país. El gobierno del régimen Talibán, que en ese entonces gobernaba Afganistán, pudo haber tenido defectos, muchos defectos quizá, pero era tarea de los afganos arreglar ese problema. En cambio lo que recibieron todos los afganos fue otra guerra más llevada a cabo por un país occidental.
Menos de dos años después, en 2003, George W. Bush utilizando pretextos mentirosos, armó toda una estrategia para invadir y derrocar al gobierno de otro país extranjero, en este caso hablamos de Saddam Hussein e Irak, como todo mundo sabe. Utilizando engaños, viles mentiras, ampliamente probadas y reconocidas ahora, el Ejército estadounidense invadió una tierra milenaria donde el destino de su gobernante debió haber sido decidido por su propio pueblo, por los propios habitantes.
Estos dos ataques, entre muchas otras cosas que son demasiado complejas para tratar aquí, han abierto el camino a más y más violencia, sobre la que millones de estadounidenses y occidentales nos enteramos desde la comodidad de nuestras casas, informados por televisoras cuya información es controlada por Washington y el poder del dinero.
Lo que va a pasar en el futuro, la justicia que le va a tocar a cada actor de este drama, sólo le corresponde a Dios, el clemente, el misericordioso. Será El el encargado de dar a cada cuál lo que merece. Hoy en día, ya está ocurriendo una gran ola que podría mover, o de plano cambiar el curso de la historia. Esta ola, es una ola migratoria, del tipo que han sido por milenios motores de la historia. Cientos de miles de personas están desplazándose hacia Europa, causando la alarma de los gobiernos y sus poblaciones. Occidente creó este desmadre ¿No? --perdón por usar este mexicanismo--. Pues ahora tendrán que ser parte de la solución, ya que fueron parte del problema.
Aunque este Blog no está dedicado a la política, sino al estudio de la espiritualidad y al crecimiento personal, tenía que decir esto tal como lo siento porque me parece lamentable que los mexicanos tengamos que enterarnos de este problema, lejano sí, pero que a final de cuentas también nos interesa, a través de medios que sólo recogen sin criterio alguno la información armada por partes interesadas: los gobiernos y poder corporativo occidentales.
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En el nombre de Dios, el clemente, el misericordioso - بِسْمِ اللهِ الرَّحْمٰنِ الرَّحِيْ
La paz de Dios sea contigo - السلام عليكم
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