Busqué, busqué, busqué.... y al fin encontré
Vuelven los hermosos días sin lluvia de finales del verano, en pleno Creciente de Dhu al-Hijjah - ذو الحجة .
Uso este Blog, que es un espacio mío, propio, público, y abierto para quien quiera entrar y leer --aunque no he notificado a nadie ni enviado invitaciones para que sea leído-- , para agradecer a Dios, el clemente, el misericordioso, todos los dones que me ha dado en este año, el principal de todos ellos, el haber encontrado la fe, que era algo que hacía falta en mi vida.
Yo solía ser una persona desorientada. A pesar de haber tenido siempre grandes dones, seres queridos, pan, techo y vestido y hasta sustento de sobra, oportunidades de trabajo y de educación, siempre había sentido en mi corazón una falta tremenda de algo que durante mucho tiempo nunca supe definir lo que era.
Busqué y busqué, busqué en las personas, busqué en los amigos, en las mujeres, busqué en los libros, busqué en la vida profesional, busqué en las ocupaciones para hacer dinero, busqué en los viajes, busqué hasta en la marihuana, busqué en sistemas de pensamiento, busqué en ejercer el poder en el mundo corporativo, busqué en la psicoterapia, busqué en disciplinas varias, busqué en el deporte... y nunca lo encontré.
Hasta que un buen día de inicios de la primavera pasada, retomé la lectura sobre Jesucristo, a propósito de la Semana Santa. Leí --o releí-- el Evangelio, luego investigué sobre la naturaleza de los Evangelios, y empecé a beber del mensaje precioso de la palabra de Dios. Pero aún así, sentía yo que faltaba una pieza, faltaba algo sin duda en todo el mensaje de la Buena Nueva de Dios.
Entrando a una enciclopedia digital --Wikipedia-- comencé a profundizar, de forma informal, en la historia y antecedentes de cada uno de los Evangelios canónicos: Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Y como en las Enciclopedias, un tema te lleva a otro y a otro, de repente, caí en un artículo sobre el Islam y el Corán. Ya conocía yo lo básico de la fe transmitida por Mahoma, o más correctamente, Muhammed, porque había yo hecho investigaciones al respecto, para un periódico en el que trabajé, a propósito de diversos acontecimientos que ocurrieron en el mundo como consecuencia de los ataques a Nueva York, del 2001.
En aquel momento, todo lo que encontraba sobre el Islam eran cosas muy buen y positivas, Demasiado bueno para ser verdad, pensé entonces.
Pero regresando a la pasada Primavera, leyendo sobre el Islam, Muhammed y el Corán, no sólo en la Wikipedia sino en otras fuentes, de pronto, empecé a darme cuenta que estaba leyendo ideas plenas de sentido, un sentido profundo, para mí en particular. Ello me llevó a leer el Corán directamente. Esa primera lectura de un fragmento del Corán fue muy fuerte en cuanto experiencia. Leer el Corán de buenas a primera puede causar una impresión muy enérgica, de seguro no siempre agradable, dependiendo de quién sea el lector y el estado de ánimo que éste tenga en el momento.
Dada la situación de vida en que me encontraba, dado que ya estaba cansado de buscar y buscar, dado que ya estaba resignado a que la vida careciera de sentido, a que la realidad material fuera la última realidad, a que la espiritualidad no fuera sino un tibio intento por encontrar sentido a algo que no lo tiene, a que los buenos valores fueran sólo una simulación en este mundo. Dados mis muchos fracasos personales en actividades que me eran queridas. Dadas tantas cosas que rondaban mi mente y mi vida en aquel momento.... tal parecía que todo lo que había vivido hasta ese momento me había preparado para encontrar, para realmente hallar... eso que había estado buscando.
Lo más curioso es que lo que encontré es en realidad algo muy sencillo. Es un mensaje expresado en palabras planas y sencillas, no carentes de belleza; un mensaje hecho para personas que no han ido a la escuela, es decir, no es necesaria preparación intelectual alguna. Se trata de un mensaje sumamente sencillo, sin ideas ni teorías rebuscadas.
A raíz de haber abrazado la fe, y de tratar de practicar la fe del Corán, con sinceridad, aunque seguramente de forma imperfecta, utilizando hasta donde me da mi entendimiento, puedo decir que me han llovido un cúmulo de bendiciones.
Yo era una persona que tendía a sentir una fuerte ira, un muy fuerte resentimiento contra el mundo. Habiendo sido víctima de algunas injusticias en mi vida --creo que todos los seres humanos o casi todos han vivido injusticias-- solía guardar terribles resentimientos hacia personas que estuvieron involucradas en experiencias desagradables de mi vida. Dichos pensamientos y sentimientos míos determinaban mucho de lo que yo hacía, mucho del enfoque que le daba a mi vida.
No he dejado de sentir ni de recordar, pero esto ha cambiado un poco. La ira y el resentimiento han pasado a ocupar sólo un rincón de mi vida, sólo un pequeño rincón. Curiosamente así ha pasado con muchos aspectos de mi existencia. Cosas que para mí eran centrales y de excesiva importancia, que drenaban gran parte de mi energía, han pasado a ocupar un lugar, simplemente un lugar en mi vida, el lugar que les corresponde, ni más ni menos sin aspavientos, sin estridencias. Mis relaciones con ciertas personas han pasado a ocupar el lugar que les corresponde en mi vida, mis preocupaciones sobre mil y un cosas, respecto a mi presente y mi futuro, siguen ahí, no se han ido, pero han adquirido una perspectiva diferente. Ahora, todo lo que tiene lugar en mi vida, lo agradable y lo desagradable, gira alrededor de un centro, de algo que es mucho más importante. Y como digo, esto ha llegado sin estridencias, sin exageraciones, ni rompimientos, sin conflictos. No dudo en decir que al sentir esto, he sentido una probadita de la "paz de Dios", de la que hablan los libros sagrados, incluidos el Corán, la Biblia, los Evangelios.
Siento como si hubiera entrado a una casa, una casa limpia, bonita, donde todo está acomodado en donde debe estar. Una casa donde me siento bien, una casa que es exactamente como el lugar donde siempre había querido estar. Esa es la verdad, me siento como en esa casa.
El camino es largo --si Dios me presta vida-- , sé que habrá dificultades, vendrán nueva pruebas, problemas, hieles, mieles y aventuras. Además, llegarán, Dios mediante, más responsabilidades. Pero hoy, puedo decir con total certeza que encontré lo que tanto había buscado, pero que es sólo la continuación y el comienzo de lo que Dios decida y quiera para mí.
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En el nombre de Dios, el clemente, el misericordioso - بِسْمِ اللهِ الرَّحْمٰنِ الرَّحِيْ
La paz de Dios sea contigo - السلام عليكم
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