Algo extraño está pasando en nuestro mundo, sin duda. Como habitante de ciudades de un país como México, que pertenece a la cultura occidental, que políticamente profesa el liberalismo democrático --si bien con fuertes limitaciones--, debo decir que es un orgullo vivir en una nación donde se ha abolido la carencia de alimento, techo y vestido de una parte muy grande de la gente. Si bien claro, aún queda pendiente atender dichas carencias para buena parte de la población en zonas rurales y marginadas de las ciudades.
Dejémoslo en que una gran parte de la población urbana ha resuelto sus necesidades materiales y de sobrevivencia básicas, si bien a cambio de entregar gran parte de su tiempo de vida al trabajo remunerado, sea para una empresa propia o para una empresa o institución ajena.
A más de eso que acabo de decir, lo que podemos observar en los clásicos habitantes de zonas urbanas en occidente, en un lugar como México, es que existe una tendencia de muchas personas a sufrir un vacío existencial a lo largo de la vida que es difícil de llenar con nada de lo que la gente intenta.
Los valores que hoy se persiguen en general son los que están relacionados con el estatus social, es decir, estamos básicamente hablando de dinero, éxito laboral y social, y una vida de placer. Eso es lo que las mayorías persiguen, una vez que han logrado satisfacer sus necesidades básicas de superviviencia. Porque, veamos, si ya logré alimentarme a mí y a mi familia, vestirme y tener un techo ¿Qué sigue? A muchos de nosotros, la persecución de esos valores mencionados, dinero, éxito y placer, nos proporciona leña y combustible durante años, así podemos funcionar y muchos funcionamos, viviendo la vida, persiguiendo dichos valores, con fe y sin descanso.
Un porcentaje de dichos persecutores del estatus social, en cierto punto de sus vidas, sienten o más bien atestiguan cómo el tren que los debe llevar a esa meta, se ha descarrilado, o está a punto de hacerlo. La vida alrededor y la vida interna conlleva un riesgo de derrumbe en algún punto de la existencia para muchas personas. ¿Qué ofrece nuestro mundo como guía y ayuda a esas almas cuyo tren hacia adelante se descarrila? Veamos las opciones.
PSICOLOGÍA
Enumeramos primero a la "ciencia del alma", que se practica en las más prestigiosas universidades, que es avalada por la mayoría de las personas de éxito, quienes han alcanzado la maestría en la persecución del estatus social, y que también es avalada por las grandes corporaciones, que necesitan entes y seres sanos para perdurar y mantener su pujanza.
Bajo la clasificacíon de "ciencia del alma", o psicología, cada año se editan cientos de libros, algunos más exitosos que otros, algunos escritos con mayor rigor que otros, cuyos autores ofrecen teorías, sistemas y preceptos para mejorar la vida de sus lectores. Las ventas de muchos de esos autores, algunos títulos con logros de millones de copias vendidas, prueban que tienen millones de seguidores.
Veamos algunos ejemplos: un título bellamente empastado, como "El Secreto", de Rhonda Bryne, que pontifica a sus lectores que existe una "Ley de la atracción", descubierta y compilada por la autora, que consiste en tener claro en la mente lo que se desea en la vida, para que el universo se movilice a concedérnoslo. Y claro, lo que deseamos y necesitamos en la vida lo pone cada quien, de acuerdo a su propia consciencia.
Otros clásico del género de la psicología popular, o de la "auto-ayuda" es el libro titulado "Inteligencia Emocional", de Daniel Goleman. Éste postula, apoyándose en estudios científicos citados, que el éxito que logran las personas en sus diferentes campos de actividad humana, tiene como causa principal el concepto llamado Coeficiente Emocional --que es el instrumento con el que, según el autor, se mide la inteligencia emocional--, y que el talento para resolver problemas abstractos, medido típicamente por el Coeficiente Intelectual tiene mucho menos que ver con el éxito en la vida real, que lo que se ha supuesto hasta ahora. Parece una receta atractiva y lo que Goleman promete al seguirla es nada menos que grandes posibilidades de ascenso en el mundo laboral y /o corporativo.
No abundaremos aquí más sobre los contenidos de estos ejemplos mencionados. Baste decir lo siguiente, que puede ser corroborado por cualquier persona --Este Blog está abierto al debate así que si alguien piensa que lo que sigue no es verdad, puede enviarme una comunicación que con gusto publicaré--.
La cuestión con estos libros y estos autores es que su objetivo es vender, vender las mas copias posibles, copias, sea de libros, videos o audios. Y su labor de venta se da a través de convencer a sus potenciales compradores y clientes. ¿Y cómo convencen a sus potenciales compradores? Pues prometiéndoles básicamente milagros. Leer y aplicar los sencillos preceptos contenidos en los textos abrirá a los lectores un panorama que les permitirá cambiar su vida para siempre, consolidar logros que siempre han anhelado, y en suma, vivir una vida plena y feliz, tanto en el plano profesional como en el de la vida diaria.
Nada menos y nada más.
A final de cuentas, estos y otros libros reproducen el esquema el cual dicta que el objetivo de la vida es conseguir el estatus social. ¿Cómo? Pues a través del dinero, el éxito y el goce de placeres. Estos elementos, dinero, éxito y goce de placeres son a la vez valores que se persiguen como lo más preciado, pero también son signos de que se está viviendo bien la vida.
Difícilmente se encuentra en alguna parte de esos libros alguna frase en el sentido de que para vivir bien la vida, o para lograr algo parecido, de menos se debe empezar tratando de ser una buena persona, en todos sentidos. Pero tratar de ser bueno puede llegar a ser desconcertante si no se tiene una guía y un pilar sólido en la existencia. ¿Es la filosofía o psicología del éxito ese pilar y esa guía? Es muy de dudarse.
TERAPIA DEL ALMA.
Otra opción para quien quiera ayudar su vida y resolver sus problemas en esta sociedad moderna, es acudir a psicoterapia en sus diferentes modalidades.
Esta opción es quizá más seria, y ciertamente económicamente más costosa que acudir a la lectura de libros. ¿Para qué leer un texto escrito por un autor que se dirige a millones de personas, si se puede consultar a un experto, formado en la ciencia del alma y pagarle a cambio de que nos dedique atención exclusiva y nos entrene en sus conocimientos y destrezas?
A partir del primer gran psicoterapeuta como tal, Sigmund Freud, se han desprendido multitud de escuelas, estilos y técnicas de terapia, pero prácticamente todas tienen el objetivo de desarrollar una fuerte relación terapeuta-paciente (o cliente), una relación ciertamente asimétrica, a través de la cual ambos buscan reconstruir o producir una nueva narración --a final de cuentas una historia-- coherente de la vida, obra y dificultades del analizado.
La cuestión con la psicoterapia es que en esta relación proveedor-cliente no se suele firmar un contrato profuso de prestación de servicios, donde se especifique claramente qué debe esperar el cliente y hasta donde llegan las obligaciones del experto proveedor de servicios.,
A decir verdad, los terapeutas no suelen prometer milagros al estilo de como lo hacen los autores de psicología popular. Al menos los psicoterapeutas suelen establecer verbalmente que el paciente tendrá que trabajar con disciplina para obtener resultados. El problema que puede surgir es que los terapeutas no suelen establecer una guía moral para sus, pacientes, eso usualmente esta prohibido y es tabú en una disciplina que pretende ser científica. Al renunciar a cualquier guía moral, la terapia es capaz de caer en un relativismo moral de miedo, pues sus preceptos indican que es el paciente el que establece sus propios valores, sus propias metas de vida y reglas.
A final de cuentas, el paciente termina bien sujetado emocionalmente a una relación con su terapeuta, ser humano limitado y lleno de defectos, y llega un momento en que el relativismo moral, los límites de éste y el en ocasiones excesivo análisis racional y sus límites, parecen flacos para ayudar a un alma y su vida a rendir buenas cuentas a sí misma, en el resumen de su existencia temporal e histórica.
ENTREGA A LOS PLACERES
Esta es la opción sin duda más numerosamente buscada, especialmente por hombres más que por mujeres, aunque seguramente estas ultimas recurren cada vez más a esta forma de catarsis.
Buscar el placer como una manera de vivir el aquí y el ahora. Sustancias psicoactivas, fiestas, celebraciones y viajes constantes, sexo lo mas frecuente y variado posible, compras, carros a toda velocidad. Todo eso en diferentes grados. Esos y otros placeres de lo más variados son una vía de escape que puede parecer lógica para recargar energías, vivir el momento por ciertos días como recuperación y preparación para los días de rutina laboral y familiar. Parece un muy buen plan, y sin duda, todas las personas necesitamos momentos de solaz libre y hasta de excesos, en algún momento de nuestras vidas.
Pero por alguna razón, tal parece que los seres humanos no estamos hechos para la entrega total al placer. La adrenalina, el peligro, el contacto con lo prohibido, lo excesivo tienen su encanto porque suelen hacer sentir al practicante que se está vivo. Sin embargo, esa sensación de frenesí y éxtasis suele atenuarse si se cae en lo habitual, a la par de que las sensaciones exaltadas se vuelven de corta duración y dan pie a una sensación de vacío si la vida no se llena sino con los placeres por los placeres mismos.
Existe toda una industria muy poderosa en todos sentidos, a más de rabiosamente influyente, dedicada a vender y promocionar esa vida de consecución de placeres. La publicidad, en muchos sentidos el cine, cierto tipo de literatura, los medios y más recientemente, las redes sociales, los muros de Facebook, tienen una gran orientación hacia motivar al espectador, a empujarlo a la persecución de diversiones, actividades excitantes y placeres por el placer mismo.
Lograr esta vida de placeres es lo ideal si se combina con el trabajo duro que lleva a la riqueza, el éxito y el prestigio. Lograr este perfecto circulo, parece ser el Nirvana verdadero, la felicidad de la que tanto se habla, la vida que hay que vivir.
Todo esto parece muy bien, el problema es que la vida a veces tiene otros planes para nosotros. La vida tiene la perversa manía de recordarnos que existen la decadencia, la enfermedad, la escasez, la vejez, la maldad, y la muerte. Inexplicablemente para quien no se lo espera, el fabuloso tren hacia la vida excitante y exitosa, está siempre en riesgo de descarrilarse.
Y nuevamente, una vida enfocada en la escala de valores dinero-éxito-prestigio-placeres suele poner muy bajo en sus prioridades el hecho de ser buenas personas, en todo sentidos. Y por alguna extraña razón, ser buenas personas es lo único que al parecer pagar a largo plazo. Habrá que ver la vida o tratar de hacerlo, como si fuéramos, metafóricamente, un águila que es capaz de ver el paisaje vital desde las alturas. La vida tiene otros valores preferidos, y esos valores son celosos si son olvidados.
¡ENAMÓRATE¡
Ah el amor. Cuando todo falla, cuando en la búsqueda del sentido de la vida nos vamos por caminos diversos y hasta extraños, y parece que nada nos va a calmar esa sed y hambre de sentirnos parte de algo, entonces, llega un momento y una persona que nos recuerda que el paraíso y la felicidad son reales, y consisten en la comunión, la coincidencia plena entre dos seres.
No existe ninguna actividad humana que haya inspirado todo, o casi todo lo que observamos a nuestro alrededor, casi todas las canciones, casi todas las historias en literatura, cine o TV, y nuestro sueños diurnos y nocturnos. La misma naturaleza, las flores, los animales, el cielo y todos sus colores, se convierten en una carta que los enamorados se escriben, parafraseando a Víctor Hugo.
Pero he aquí, oh, desgracia, que hemos idealizado al amor. Hemos confundido --y aquí sigo las ideas de Erich Fromm-- la deliciosa sensación de enamoramiento con el sentido absoluto de la vida. Todos parecemos aspirar a vivirlo y sentirlo, sin darnos cuenta que el enamoramiento no es sino una oportunidad para practicar, hacer, construir el verdadero amor. Es sólo el inicio y la puerta hacia un gran fin, es decir, es un medio y no un fin en sí mismo.
¿Y cuál es el verdadero amor? Tiene que ver con valores como el respeto, la intimidad y la seguridad de las personas involucradas, y esto para decir lo básico necesario.
Una relación de pareja feliz --sigo con Fromm-- no debe ser sino la expresión más concentrada hacia una persona, del amor que podemos llegar a tener en el resto de nuestras vidas. Si el resto de nuestra vida está vacía, difícilmente lograremos componerla y llenarla encontrando "el amor", o más bien, el enamoramiento hacia una persona en particular.
El enamoramiento es una experiencia espiritual, además de física, o sea, una experiencia integradora, sin ninguna duda. Sin embargo, es mi parecer que nos equivocamos si convertimos a la persona amada en el centro absoluto de nuestras vidas, e incluso, para efectos prácticos, en el objeto de nuestra adoración. En verdad, el enamoramiento puede cegarnos y hacernos adorar, idolatrar en la práctica a un ser humano que hemos elevado a la categoría de símbolo de todo lo deseable, de todo lo bueno, por encima de cualquier otra cosa. Esta postura o situación de vida, lleva garantizado el llevarnos a la decepción; y en ciertos casos, tristemente, a la depresión y al desaliento total.
Esto es, si el amor del eros es perseguido como un fin en sí mismo... Si nos olvidamos de la triada de valores, respeto, intimidad, seguridad, ninguno de los cuales puede existir sin los otros.
OLVÍDATE DE TI MISMO
Este es un camino decididamente radical. Un camino prescrito por escuelas espirituales como el budismo y por un sector de la iglesia católica, el que hoy en día no tiene un auge como llegó a tenerlo en tiempos pasados, pero que sigue existiendo.
Y sin necesidad de adscribirse a alguna religión en particular, hay seres humanos que deciden efectivamente retirarse del mundo.
Son casos extraños, o que así nos lo parecen pero que son más comunes de lo que sospechamos. Me parece que a todos, en algún momento de nuestra vida, nos vendría bien una temporada de efectivamente retirada del mundo.
Hay muchos métodos para retirarse del mundo, sin embargo, mucho menos radicales que las retiradas definitivas. Los viajes, usualmente en vacaciones, o escapadas que nos llegamos a dar son eso, retiradas de nuestro mundo, intentos por olvidarnos de nosotros mismos y toda la vida que llevamos a cuestas. Usualmente, sin embargo, nuestras escapadas vacacionales terminan pronto y tenemos inevitablemente que regresar a la vida diaria. No es poco frecuente que al regresar de unas vacaciones especialmente excitantes e idílicas, el choque con la realidad al regresar a la vida cotidiana suela ser algo violento, psicológica, existencialmente, y a veces materialmente hablando.
Por otro lado, son pocos los seres humanos que se atreven, y que además tienen los medios, para vivir una buena temporada, o en definitiva, retirados del mundo de verdad, ya sea en una comunidad monástica o en un refugio de ermitaño. A todos nos podría hacer falta un retiro así, pero no creo que pueda ser una solución a largo plazo, a menos que se encuentre un refugio improbable para retirarse, y salirse hasta donde sea posible de este mundo cruel.
FAMILIA
Aquí, llegamos a uno de los caminos y refugios que nos permite aún nuestra sociedad moderna, que es totalmente viable y que en verdad puede ser una gran fuente de felicidad. Se trata de vivir una vida plena en el clan familiar, en hogares multi-generacionales, como aún existen en nuestro México. Esa red de apoyos en la que todos deberíamos vivir.
Este tipo de vida familiar funciona mucho mejor en comunidades cerradas. Como las colonias de migrantes, por ejemplo. En comunidades rurales, o entre grupos muy tradicionales. Es una lástima que el mundo moderno fuerce a las familias extendidas a ser abiertas y a apartarlas, o al menos quitarles cohesión.
Si tienes querido lector la oportunidad de tener un clan familiar unido, valóralo, y haz todo lo posible porque las necesidades de la vida moderna irrumpan lo menos posible en tu vida familiar. Para ello, es necesario que los clanes familiares se organicen para, lo más posible, ser autónomas económicamente; idealmente, utilizar la religión para fomentar la unidad familiar, que es precisamente una de los propósitos principales del culto común a la divinidad.
Si no es posible construirte un clan familiar cerrado, solidario, si la vida urbana y moderna no te lo permite realmente, de todos modos, atesora todos los momentos que puedas llegar a vivir en familia: fiestas, celebraciones, hitos de cualquiera de los miembros del clan.
Esperemos que eso sea suficiente para darnos eso que necesita toda persona: una comunidad amplia, sólida, solidaria, amorosa, donde aprender y donde obtener el apoyo, el aliento y la orientación necesarias para enfrentar al mundo.
Y hablando de religión....
RELIGIÓN
Es aquí donde te das cuenta que nuestro mundo tiene algo en decadencia. Si señor, la religión. El mismísimo dogma, el culto y el rito, así como la administración de estos, padecen de una terrible crisis que no creo que se haya visto nunca en el pasado.
Revisemos un poquito la historia, y nos daremos cuenta que la religión solía ser en otras épocas el gran refugio del ser humano, a pesar de todos sus defectos y aspectos criticables de los cultos específicos.
Hoy día no existen pies ni cabeza en el mundo religioso en general porque ni más ni menos éste se ha convertido en un mercado. Sí, un "mercado libre espiritual" que lo ha subvertido de lo que originalmente es su propósito.
Pienso que todos nosotros tenemos un camino de descubrimiento y aprendizaje espiritual. Creo que eso es la vida, lo digo modestamente. Cuando uno lee los libros sagrados --Biblia hebrea, Evangelios (Nuevo Testamento) y El Corán--, se da cuenta que el gran tema de todos estos es la dificultad del hombre para obedecer a Dios y entregarse a El. A pesar de que el camino parece tan sencillo, a pesar de los beneficios obvios de obedecer al creador --o a la divinidad, porque estamos aquí hablando de cualquier religión--, la realidad es que para todos y cada uno de nosotros, ese camino es dificilísimo de seguir. Hay muchos factores en la vida que conducen al auto-engaño o al franco engaño. Hay múltiples caminos que desvían al hombre de la senda del amor y obediencia a Dios. Aventuro el pensamiento de que muchos seres humanos, a la hora de la muerte, no pueden sino reírse, tomar con humor los errores y equívocos, tan nimios y risibles en comparación con la eternidad de la muerte en espera, que los desviaron del camino recto.
Tal es el gran tema de los libros sagrados, una y otra vez, nos encontramos con ese tema. De ahí se desprenden otros temas menores o subtemas como el del problema del mal, las debilidades específicas del hombre, el amor de Dios y su justicia, etcétera, etcétera.
Hay quien piensa, no sé si lleven razón, que quizá el plan de Dios para el hombre es ponerle ante sí toda una inmensa "oferta" de dogmas, cultos y ritos sobre la divinidad. O es eso, o las fuerzas del mal se empeñan en confundir.
El hombre que desea con sinceridad encontrar la fe hoy día, se enfrenta a muchísimas dificultades tan sólo para elegir el camino, si es que ese camino se encuentra en la religión organizada. Pondré sólo unos pocos ejemplos: Una Iglesia católica que se enriquece consintiendo secretamente un culto al dinero, curas pederastas que son descubiertos cada vez en mayor número con gran vergüenza para toda la comunidad católica; una comunidad judía --y la cristiana también-- que practica abiertamente la usura, prohibida por sus libros sagrados, y que alimenta el odio racial y cultural; grupos llamados "cristianos" que tratan de obtener prosélitos al prometer la vivencia de milagros como curas de enfermedades, consecución de riquezas, desaparición de problemas como por arte de magia; sectas musulmanas que enarbolan la violencia como misión espiritual y que utilizan la religión como control político.... en fin.
Otro ejemplo: la iglesia católica ha fomentado entre sus fieles el culto a imágenes, no sólo de los elementos de la Trinidad, sino como se sabe de la Virgen, y de los diferentes Santos. Y sin duda siguiendo ese ejemplo, de repente surge, en México, un llamado "culto a la Santa Muerte", en el que se refugian personas que creen tener el permiso de su "divinidad" para dedicarse a actividades ilícitas, sin tener que enfrentar la penitencia de entregarse a la justicia.
Parece pues que hay para cualquier gusto en este mercado de la religión. El tema es demasiado amplio, para agotarlo aquí, sin embargo baste poner de manifiesto la dificultad para ser una persona religiosa en este mundo actual. Es cierto que el camino hacia Dios es difícil de seguir, pero incluso si una persona está resuelta a seguirlo: ¿A qué árbol se supone que deba arrimarse? ¿Qué debe creer? ¿A quién debe adorar? ¿Qué ejemplos debe seguir? ¿Acaso importa?
Pues sí, tal vez sí importe.